Se hunde el barco, sálvense quien pueda!
El presidente Macri toma juramento al nuevo ministro sin saber en qué día está. El nuevo titular de Hacienda sigue hablando del pasado económico y de números fiscales que no le importan a nadie. El presidente del Banco Central informa que no cambiará nada de lo que derivó en esta crisis: seguirá subiendo la tasa de interés y rifando reservas.Como todas las crisis traumáticas que se han padecido en Argentina, la desintegración del poder político es una de sus principales características. Uno de los síntomas es la desorientación del Presidente para enfrentar el desquicio, como el que ha dejado en evidencia Mauricio Macri desde la misma noche del domingo de las PASO. Pasaron nueve días desde entonces y no muestra signos de recuperación, hasta confundir que hoy es lunes cuando saludó y dejar en evidencia que para él 8.30 de la mañana es “tan temprano”.El tono de Lacunza en su primera conferencia de prensa no desentonó con el vestuario de Vidal, sin perder el vicio del macrismo de desentenderse de su inmenso fracaso. Es el histórico comportamiento de la ortodoxia con la sucesión de fiascos que acumula en su mochila, que son, a la vez, padecimientos para la mayoría de la población.Sin anunciar ninguna otra medida de compensación, quedando otra vez los jubilados con las manos vacías, Lacunza continuó en tono de campaña electoral elogiando la gestión de Vidal e insistiendo con que la economía no crece desde hace ocho años. Es la forma de decir que la debacle actual es un continuado desde el segundo mandato de CFK. Forzó aún más esa distorsión al decir que no hubo un ciclo de crecimiento fuerte desde hace cincuenta años, ignorando el ciclo kirchnerista. Con semejante desvarío de diagnóstico, el nuevo ministro de Economía distribuyó cuadros de números fiscales que, con el actual descalabro, no importan nada.
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