Los globitos amarillos se quedaron sin aire.
Sin risas, sin papel picado, sin globos y sin la música de Chano, asi fue la imagen del bunker de cambiemos. La frutilla del postre fue que el Presidente mandó a los argentinos a dormir antes de que se conocieran los resultados.
El resultado claramente no satisface a Mauricio Macri. El presidente no se relajó con los números que arrojaron las PASO, sino que salió a amonestar al electorado: "Me duele en el alma que tantos argentinos hayan creído que hay que volver al pasado", los aleccionó el mandatario. También le reclamó a Alberto Fernández que se haga cargo de las consecuencias económicas y que "explique" su proyecto a "los mercados". La diferencia de 15 puntos con respecto a la fórmula Fernández-Fernández no fue una caricia significativa de los votantes hacia los años de gobierno cambiemita, signados por la inflación, el crecimiento de la pobreza y la caída del salario real.
Con caras serias y pocas sonrisas, la velada la abrió el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los que condujeron las campañas porteña y bonaerense, que salieron a expresar optimismo. "Creemos que hemos hecho una muy buena elección. Estamos contentos con el resultado que vamos viendo", sostuvo Peña, que quedaría en ridículo unas horas más tarde. Peña salió a inyectar optimismo junto al ministro de Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli, y el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, jefes de campaña de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires respectivamente. Todos repitieron la frase "estamos muy contentos", a esta altura un latiguillo de la comunicación macrista. Por ejemplo: "Estamos muy contentos con lo que has pasado hoy en la Argentina. Una jornada en paz. Los argentinos se han expresado en libertad", dijo Peña.
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